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En el verano de 1989 miles de ciudadanos de la RDA, República Democrática Alemana, votaron con los pies por la libertad. Empezó a producirse su éxodo masivo a Alemania Occidental, que aceleraría la caída del comunismo en Europa Central.

”El espectro del comunismo termina su secular andadura por Europa con una flagrante manifestación de su carácter:golpeando a la gente en una plaza”, denunciaba a principios de 1989 en una de sus crónicas publicadas en samizdat el escritor Ludvík Vaculík. El autor disidente criticaba la brutalidad con que las fuerzas de seguridad del régimen comunista actuaron en enero de 1989 contra los manifestantes en la Plaza de Wenceslao, en Praga, durante la Semana de Jan Palach.

El primer ministro checo, Mirek Topolánek, destacó la vigencia de la lucha por la democracia 19 años después de la Revolución de Terciopelo, que puso fin al régimen comunista. Topolánek hizo alusión a la alianza entre el Partido Comunista y los socialdemócratas para gobernar algunas regiones y mostró su temor a que una coalición así llegara a gobernar el país. El discurso tuvo lugar en el acto de conmemoración del 17 de noviembre celebrado en la residencia de estudiantes de Hlavák, donde también acudieron otras figuras de la política y la cultura, como el alcalde de Praga, Pavel Bém.

Activistas contrarios a la construcción en el país de un radar antimisiles estadounidense se manifestaron este martes en la Avenida Nacional de Praga, frente al homenaje a los estudiantes agredidos durante las protestas del 17 de noviembre de 1989. Tradicionalmente se encienden en el lugar velas en recuerdo a la manifestación que dio lugar a la Revolución de Terciopelo. Los opositores al radar fueron disueltos por la policía al iniciarse enfrentamientos con algunos de los presentes.

El 17 de noviembre, proclamado en la República Checa como el "Día de la Lucha por la Libertad y Democracia", se inscribió dos veces profundamente en la historia del país. En 1939, los ocupantes nazis cerraron las universidades y ejecutaron a nueve estudiantes checos; 50 años después, en 1989, la policía comunista dispersó brutalmente una manifestación estudiantil en Praga, lo que llevó posteriormente al derrumbe del régimen comunista, conocido como la "Revolución de Terciopelo".

Grupos extremistas checos planifican realizar varias manifestaciones este lunes, 17 de noviembre. El ministro del Interior, Ivan Langer, adelantó que la Policía intervendrá contra los participantes de semejantes actividades en esa fecha, en la que el pueblo checo recuerda el aniversario de la revolución de Terciopelo que trajo cambios democráticos al país. Las más grandes protestas de los extremistas se esperan en las ciudades de Brno, Litvínov y Most. En esta última ciudad se manifestará contra la discriminación positiva de las autoridades oficiales a favor de los gitanos. Mientras tanto, en Praga se reunirán los adversarios del proyecto que supone la instalación en la República Checa de una estación de radares estadounidense.

Las potencias occidentales jugaron un papel clave en el colapso del comunismo y un papel importante en las transiciones. Antes del colapso, Occidente se dedicaba principalmente a intentar resistir la expansión del comunismo y luego, bajo la administración de Reagan en los Estados Unidos, a derrotar a la Unión Soviética y a liberar a las naciones cautivas.

Tras el desmoronamiento del sistema comunista, a fines del siglo pasado, se desintegraron tres Estados:Yugoslavia, Unión Soviética y Checoslovaquia. Pero sólo el divorcio checo- eslovaco se produjo de manera pacífica, ordenada y pactada y sin dejar rencores entre las partes separadas. Así el 1 de enero de 1993 aparecieron en el mapamundi político dos nuevos Estados:República Checa y Eslovaquia. En esta edición les contaremos las peripecias que precedieron el divorcio checo- eslovaco, cuyo desenlace pacífico requirió enormes dosis de paciencia y

La República Checa conmemoró el 17 de noviembre un doble aniversario: la persecución nazi de estudiantes universitarios en 1939 y la Revolución de Terciopelo de 1989.

Centenares de ciudadanos recordaron este sábado en la Avenida Nacional, en Praga, el aniversario de la Revolución de Terciopelo que culminó con la derrota del comunismo en este país. El presidente de la República, Václav Klaus y el primer ministro, Mirek Topolánek, colocaron ofrendas florales en el lugar donde hace 18 años una protesta estudiantil fue intervenida brutalmente por la Policía. El 17 de Noviembre, Día de Lucha por la Libertad y la Democracia, se rememoran en la República Checa asimismo los acontecimientos del año 1939. A raíz de las manifestaciones estudiantiles contra la ocupación de Checoslovaquia por los nazis alemanes, éstos cerraron entonces las escuelas superiores locales y asesinaron o enviaron a campos de concentración a decenas de estudiantes.