Antonín Dvořák, posiblemente uno de los mayores compositores checo de
todos los tiempos, vivió dos años y medio en Estados Unidos, donde
compuso su obra más conocida, la Sinfonía del Nuevo Mundo. La directora
del museo Dvořák de Praga, Kateřina Nová, nos traslada a esta etapa
clave del artista, que fue más checa de lo que parece.