Hay una caricatura que muestra a un hombre checo que se dirige a Antonín
Dvořák diciéndole: “¡Oiga, maestro, si usted lo llamó Humoresca, yo
esperaba más cachondeo!”. El autor de este chiste acertó. En la música
podemos encontrarnos con una sonrisa liviana, un humor intelectual sútil,
pero la música no sabe hacer humor en el sentido de bromas.