En el siglo XIV, una princesa checa se convirtió en la reina de Inglaterra.
Ana, hija del emperador romano - germano y rey checo, Carlos IV, se casó en
1382 con el rey de Inglaterra, Ricardo II, que en aquel entonces tenía
quince años. Aunque Inglaterra parecía en los tiempos de Ricardo II un
volcán a punto de hacer erupción, Ana se inscribió en su historia como una
reina bondadosa y cariñosa. El matrimonio de Ana y Ricardo II se convirtió
de un enlace contraído por motivos políticos en una unión sellada por el
amor.