La sierra de Beskydy se extiende en el extremo oriental de la República Checa, cerca de la frontera con Eslovaquia.
El monte de Radhošť, de 1129 metros, está ubicado en una región de Moravia Oriental, denominada Valaquia. Radhošť es un monte sagrado de los eslavos, quienes adoraban en la cima al dios pagano Radegast. Radhošť es una montaña mágica que, según las leyendas, encierra tesoros y es escenario de conclaves de brujas. El monte Radhošť debe su nombre a Radegast, dios del sol, de la guerra y de la victoria, y una de las figuras más importantes del Olimpo eslavo. Los antiguos eslavos lo veneraban también como la divinidad de la cosecha y de la fecundidad. Solían reunirse en torno a la estatua de Radegast en el monte Radhošť para celebrar el solsticio y el equinoccio. En el interior de Radhošť se encuentran, efectivamente, extensas cuevas, algunas de ellas de varios centenares de metros de largo.
Ahora saldremos de las cuevas del monte Radhošť para dar un paseo por su cima en la que se alza una capilla de estilo seudobizantino, de 1898, consagrada a los envagelizadores de los eslavos, los santos Cirilo y Metodio. Las estatuas en bronce de ambos misioneros cristianos recuerdan que éstos habían predicado en Radhošť en el siglo noveno. Avanzando en direción norte por la cresta de Radhošť, llegamos a un lugar denominado "Pustevny"- "ermitas" en español. Las leyendas dicen que el hijo de un tejedor de la cercana ciudad de Frenštát allí expiaba las culpas de su padre, y hablan también de un príncipe francés que se había refugiado en una ermita de Pustevny. La verdad histórica es que el último ermitaño falleció en Pustevny en 1874.