La separación de Checoslovaquia fue una buena decisión desde la
perspectiva de hoy. Así lo indicó el presidente checo, Miloš Zeman, con
respecto al 25º aniversario del cierre del acuerdo sobre la división del
país que se llevó a cabo posteriormente en 1993.
De no haberse separado la República, en Eslovaquia habría quedado un
fuerte grupo nacionalista que seguiría acusando a los checos de oprimir a
los eslovacos, según Zeman. Una vez dividido el país, el Partido Nacional
de Eslovaquia se convirtió prácticamente en una agrupación
insignificante, resaltó el mandatario checo.