Pregunten a los checos por la ciudad más fea de su país, y uno de cada
cinco responderá que es Ústí nad Labem. Nosotros les enseñaremos que
esta meca de la industria checa tiene su encanto, ya sea por la iglesia con
su torre inclinada, recuerdo de la Segunda Guerra Mundial, o por el
romántico palacete Větruše, situado en una colina mítica en las afueras
de la ciudad.