Si tuviera que rememorar los acontecimientos tras el 17 de noviembre de
1989, tal y como los viví personalmente en mi ciudad, Dobrichovice,
de unos 3000 habitantes y situada en las cercanías de Praga, debería
empezar por mencionar el clima social de la segunda mitad de los años 90.
Es sabido que entonces gobernaba un grupo de neoestalinistas llegado al
poder tras la ocupación soviética del año 1968, que ya no contaba con
apoyo general ni en las filas del Partido Comunista Checoslovaco
(KSC, según sus siglas en checo) ni en las del hermano Partido
Comunista